
7 nov 2024
Con aplausos, discursos y tal vez unos tamalitos de cortesía, Natividad Castrejón Valdez, secretario de Educación Pública de Hidalgo, cortó el listón de la XXIV Jornada Cultural y Recreativa INEA-SNTEA 2024. En el evento, 38 héroes de la alfabetización (sin capa, pero con harto compromiso) fueron reconocidos por echarle kilos para combatir el rezago educativo en Campeche, Colima, Guerrero, Morelos y Oaxaca. Una labor digna de ovación, aunque no falten las desveladas y los exámenes sorpresa.
Durante su speech motivador, Castrejón sacó la bandera de justicia social y habló del acto transformador que implica enseñar a leer y escribir. Un puente, dijo, hacia un futuro más justo… y uno que, según él, va derechito con el plan maestro del gober Julio Menchaca. Aplausos y sonrisas se repartieron como pan caliente.
El secretario no se quedó corto en elogios para las y los educadores de adultos. “Son agentes de cambio, transformers de la vida real”, dijo, destacando que estos profes no solo enseñan letras, sino que trabajan para mejorar la vida de muchos. Y, claro, para que nadie se fuera con la tripa vacía, invitó a los participantes a degustar las maravillas hidalguenses: de la barbacoa a la artesanía, todo estaba sobre la mesa.
María del Socorro Hernández Zamora, la mera mera del SNTEA, también puso su granito cultural: estas jornadas no son solo de reconocer, sino de conocer museos, tradiciones y hasta los Pueblos Mágicos. Porque sí, aprender y pasear nunca han sido mala combinación.
Para cerrar con broche de oro, Moisés Trejo Galván, director de Tecnologías del IHEA, sacó el lado sentimental: "Educar transforma vidas, cambia realidades, y cada letra enseñada es un golpe al rezago". Con esas palabras, todos, incluso los que venían por las garnachas, se pararon a aplaudir.
El evento fue de lo más concurrido, con figuras como Neyda Naranjo, secretaria de Cultura, y Juan Antonio Terveen Becerra, director de Educación Media Superior. Porque donde hay cultura y reconocimiento, siempre habrá alguien con ganas de echarse un discurso y celebrar como se debe.