La ingeniería ambiental, según los expertos en UTVAM, es como ser el Sherlock Holmes del ecosistema: estudias, diagnosticas y resuelves crímenes ambientales, todo mientras proteges la salud pública y el equilibrio del planeta. ¿Suena a responsabilidad grande? Por supuesto, pero aquí no se andan con medias tintas.

Los aspirantes a convertirse en héroes verdes deberán demostrar que no sólo quieren salvar al mundo, sino que tienen el expediente académico para hacerlo. Certificado de bachillerato con mínimo 7 de promedio o historial académico del penúltimo periodo, junto con una foto digital y la credencial del INE (o de la escuela, no vamos a juzgar), son requisitos básicos para entrar al juego.

El proceso de inscripción es tan moderno como las botellas de agua reutilizables: todo se hace en línea. Y no se preocupen, el examen de diagnóstico para medir su aptitud ecológica está programado para el 16 de agosto. Anoten esa fecha en su calendario verde.

El rector Herminio Baltazar Cisneros, quien debe ser un amante de los árboles o algo así, explicó que la carrera nace por demanda del sector empresarial en Tizayuca, donde se necesita mano de obra que sepa de esto de salvar al mundo (o al menos no destruirlo más rápido de lo necesario).

Según el plan de estudios, los futuros ingenieros ambientales no solo aprenderán a identificar problemas, sino a solucionarlos con técnicas que no rompan el banco. Además, habrá proyectos de investigación que hasta podrían cambiar el juego en la sociedad, como encontrar una manera de reciclar el sarcasmo en energía renovable.

La UTVAM, ubicada en Tizayuca y con espíritu bilingüe, promete formar no solo profesionales, sino guerreros verdes que estarán listos para enfrentarse a los desafíos del siglo XXI. Así que si tienes alma de Capitán Planeta y te gusta lo de hablar en inglés de vez en cuando, esta carrera podría ser para ti.