26 ago 2023
Pues resulta que el jefe supremo del estado, Julio Menchaca Salazar, agarró un lote de juguetes petroleros y camioncitos para arreglar los caminos, todo entregado por el jefe de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza. Y no pienses que esto fue caridad, ¿eh? No, no, más bien es como si le devolvieran los caramelos que le quitaron en el recreo.
Menchaca Salazar soltó que esto de dar y recibir en público es toda una escena porque antes se esfumaban las cosas y no las veía nadie. Según él, Pemex está siguiendo un plan secreto para que el país se haga todopoderoso en el mundo energético. Claro, todo esto mientras se acuerdan de la refinería que está más jodida que una bicicleta sin ruedas.
El capo mayor de Pemex, Octavio Romero Oropeza, aseguró que lo que están haciendo no es como dar una limosna en la iglesia, sino más bien es una manera de reparar los daños que causan con su negocio petrolero. Dijo que no es un favor, sino como cuando te toca devolverle a tu compa lo que le prestaste para las chelas.
Y ojo, que este jale tiene su trasfondo político. Resulta que todos estos chistecitos y repartijas son porque el presidente Andrés Manuel López Obrador se la pasa echándole ganas a la Refinería de Tula, intentando que el país no sea un mendigo energético y que la naturaleza no se enoje tanto con nosotros.
Para que veas que no es cuento, hasta el fulano Alejandro Velázquez Mendoza, que trabaja con el jefe, dijo que gracias a Pemex se han hecho más fuertes que Popeye después de comer espinacas. ¿Te imaginas? Entregaron hasta la cocina, con patrullas, camiones y maquinaria para hacer como que arreglan las cosas. Hasta dijeron que están dejando de ser neoliberales para hacer cosas buenas con la lana de todos nosotros.
El Guillermo Olivares Reyna, que es otro importante en la pandilla, soltó que esto es como una fiesta donde el gobierno federal y el estatal se cotorrean para mejorar los servicios públicos y no dejar que los caminos parezcan montañas rusas. Dijo que la entidad anda en modo extrem makeover para arreglar lo que quedó hecho trizas.
En resumen, esta repartición de chucherías petroleras es como cuando le das a tu amigo la mitad de tu torta porque te sientes generoso y te toca repetir el discurso de que ahora son mejores amigos y que todo es miel sobre hojuelas. Y así, entre promesas de energía y pavimentación, la fiesta sigue mientras todos se rascan la cabeza pensando en qué pasa en realidad.